Cuando la Humanidad cazadora y recolectora descubre la agricultura y ganadería, se instala junto a los ríos. Ahí está el agua que fertilizará sus campos, abrevará a sus ganados, mitigará la sed de las personas, cocerá los alimentos y será un elemento importante en su producción artesana y en la construcción de viviendas.
Las grandes civilizaciones humanas se han creado junto a los ríos. La mesopotámica, junto al Tigris y el Éufrates, la egipcia, junto al Nilo, las hindúes, junto al Indo y Ganges...
Como decían los latinos, “Mutatis, mutandi”..., es decir: cambiando lo que haya que cambiar y reduciendo la escala cuanto haya que reducirla, se puede afirmar que a orillas del Urbel se ha ido configurando un estilo de vida bastante homogéneo en los pueblos asentados en sus riberas. Economía agropecuaria de subsistencia, en lucha continua por la producción de excedentes, bienes no necesarios para subsistir, que poder vender para vivir más cómodamente. Explotación similar de los recursos naturales (caza, pesca, recolección de frutos silvestres). Juegos populares (tuta, bolos) y formas de divertirse similares (fiestas, celebraciones familiares, ratos de ocio). Entre otros, estos pueblos comparten rasgos etnográficos muy similares: Nidáguila, Terradillos, La Piedra, Santa Cruz, Fuente Urbel, Basconcillos, Los Valcárceres, Fuencivil, Villanueva de Puerta, Villadiego, Brullés, Coculina, Acedillo, Quintanilla Pedro Abarca, San Pantaleón, Huérmeces, Montorio, La Nuez de Arriba, Quintana del Pino... |