En junio de 1964 brotó petróleo en el páramo
de la Lora. Por fin se veían recompensados los trabajos
de prospección que se habían llevado a cabo en España
durante todo el siglo XX, sobre todo desde el final de la Guerra
Civil.
Desgraciadamente, el crudo era escaso y de mala calidad,
lo que terminó frustrando las esperanzas de las autoridades,
de las empresas y, por supuesto, de los habitantes de Sargentes,
de
Ayoluengo y de Valdeajos. Cuarenta años después,
continúa la explotación del campo petrolífero,
pero ahora es tan sólo un recuerdo de lo que pudo ser.
Sin
embargo, La Lora atesora una interesante naturaleza, una historia
cargada de acontecimientos y una belleza paisajística
que nos invitan a recorrer la comarca con los ojos bien abiertos,
con
el espíritu dispuesto para contemplar la fauna, la flora
y la presencia humana de un territorio que parece inhóspito,
pero que sorprende al viajero en cada recodo del camino. |