Castilla en tiempos de Fernán González
Castilla en tiempos de Fernán González
Juan José García Gnzález
Burgos, 2008
ISBN: 978-84-9606-26-5
442 páginas
 27 €
Juan José García Gnzález El Autor

Juan José García González. Natural de Novales, Cantabria. Licenciado por la Universidad de Valladolid y doctor por la Autónoma de Madrid. Profesor Titular de la Universidad de Burgos entre 1985 y 1998 y Catedrático de Historia Medieval desde 1999. Ha sido secretario y director del Colegio Universitario Integrado, decano de la Facultad de Filosofía y Letras y vicerrector de la Comisión Gestora que creó la Universidad de Burgos entre 1994 y 1997.

Coordinador en su día de las Jornadas Burgalesas de Historia (4 convocatorias), de la Historia 16 de Burgos (3 tomos) y de la Introducción a la Historia de Castilla (1 volumen). Fundador y director de las tres colecciones científicas del área de conocimiento de Historia Medieval: “Fuentes Medievales Castellano-Leonesas” (26 volúmenes editados), “Monografías y Síntesis de Historia Medieval Castellano-Leonesa” (7 tomos) y “Cuadernos Burgaleses de Historia Medieval” (6 números).

Entre sus contribuciones científicas más recientes cabe citar: Estudios sobre la transición al feudalismo en Cantabria y la cuenca del Duero (Burgos, 1999, con Ignacio Fernández de Mata); “La Castilla del Ebro” (Burgos, 2001, en Introducción a la Historia de Castilla, coordinado con José Angel Lecanda); “En el corazón de la comunidades locales: la pequeña explotación agropecuaria familiar de la cuenca del Duero en la transición de la Antigüedad a la Edad Media” (Logroño, 2002); “Miranda de Ebro en la transición de la Antigüedad a la Edad Media” (Burgos, 2002); “Almanzor. Un milenio de luces y sombras” (Burgos, 2003); “Valpuesta y su entorno en épocas tardoantigua y protomedieval” (Burgos, 2005); “Primacía lógica e histórica de las fuerzas productivas” (Burgos, 2006); “El comercio burgalés en épocas tardoantigua y altomedieval” (Burgos, 2006); Castilla en tiempos de Fernán González (Burgos, 2008); Historia de Castilla. De Atapuerca a Fuensaldaña (Madrid, 2008); “Almanzor: la desestructuración imposible” (Córdoba, 2008); “Encuadramiento administrativo de la cuenca de Miranda de Ebro en épocas indígena y romana (350 a. C. – 457 d. C)” (Miranda de Ebro, 2008) y “Dinámica histórica general del segmento oriental de la cornisa cantábrica y de la cuenca del Duero durante la Transición altomedieval (768-1038)” (Aranda de Duero, 2008)

Este libro se articula por estrictas razones de método en tres partes ormal y funcionalmente diferenciadas, dotadas de personalidad propia y distinta pero estructuralmente interrelacionadas. La primera se ocupa de la restitución de los procesos de formación, desarrollo, culminación y disolución del condado de Castilla. La segunda atiende a la fijación del papel que cumplió Fernán González durante los casi cuarenta años en que le gestionó como delegado regio. La tercera confronta los resultados de aquélla y de ésta en un nivel científico superior para dar respuesta a dos cuestiones candentes en las ciencias humanas: cómo se producen los cambios sociales y cuál es el grado de libertad de los líderes institucionales en la gestión de los sistemas.

Del estudio se desprende que -antes de su configuración como principado/reino a comienzos del siglo XI- Castilla arrancó desde finales de la quinta centuria como un topónimo para designar el segmento centro- septentrional de las Merindades burgalesas actuales y cuajó como un corónimo para denominar sucesivamente un territorium hispanogodo (574-712), un iqlim musulmán (712-741), una circunscripción protoastur (741-768), una comarca independiente (768-850), un microcondado embrionario (850-932) y un macrocondado plenipotenciario en el seno del reino leonés (932-1038).

Fernán González, por su parte, ni fundó el condado ni le independizó de León, pero contribuyó significativamente a conferirle personalidad institucional, a dotarle de un andamiaje administrativo normalizado y a sentar bases operativas eficientes para su ulterior transformación en reino. El período en que convergieron el conde y el condado funcionó como una genuina fase de Transición, sobredominada por la pequeña explotación agropecuaria familiar, cuyas necesidades superestructurales dejaban un limitado margen de maniobra tanto a los personalismos como a las improvisaciones.